24 de mayo de 2013

Encontrarse.

Recordaba el acompasado golpeteo de su pelvis contra la suya. 
Había estado sobre de sí en vez de estar sobre de ella. 
Ella sentía el calor contra su pecho, una fina capa de sudor de su espalda en sus pantorillas, el perfecto encaje de su cuerpo sobre del suyo. Ella lo había sentido de la piel hasta el alma... 
No era la primera, tampoco sería la última. Siempre cabía la posibilidad de encontrarse o encontrarse de nuevo... Pero no sería la primera; de su encuentro, de su cuerpo.
Se perdía en espasmos, él se perdía. Ella  no se encontraba. 
Beso tras beso ella lo buscaba en silencio pero no gritaba su paradero; quizás para no guíarla, quizás para no encontrarla, quizás para no perderla... Pero no gritaba. 

Buscaba... Pero ya no estaba. 
Nada. De nuevo, de él, no encontró nada. 


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