3 de marzo de 2013

Mi locura


Traté de decírtelo desde hace mucho tiempo. Intenté incluso olvidar lo que era, intenté negarme cuantas veces pude hacerlo pero negarse siempre conlleva la verdad, como si la verdad y la mentira fueran uno solo, como si uno dependiera del otro y como si el otro no existiera sin el anterior. Mi enfermedad, como un perfume impregnado en mi ser, a pesar de no ser visible siempre estaba ahí y me trajo consigo toda la vida, nos abalanzó a un abismo largo y sin fondo, esperando que quizás nunca saliéramos de aquel imperturbable lugar. Ojala el tiempo justificara las heridas, ojala la verdad transmutara en mentiras; pero el tiempo no perdona y la verdad jamás transmuta... No lo hace y sólo me quema, me funde, me arrulla en un sueño del que algún día, jamás despertaré. Jamás.
            Podría estar enloqueciendo.
            Miraba nerviosa el reloj de manecillas como si su tic-tac me lanzara al precipicio de donde había planeado caer desde hace tiempo. Caer debe ser la solución a mis problemas. Cuando caiga, caerás conmigo y nos romperemos juntos; porque lo que nos mantiene unidos es eso.... Mi locura.