3 de septiembre de 2015

Viceversa

Era la sombra del gran árbol proyectada delante de ella, sombra inmensa, con los pequeños agujeritos de luz que se abrían paso de entre las hojas; o era la humedad que subía en sus pantalones, desde el pasto a sus glúteos. Cuando viera sus pantalones quizás el verdor también se lo recordaría... Adelante. Era el viento, desacomodando su cabello que aún seguía mojado desde la ducha. Era el dolor de garganta que le hacia tragar saliva. 
No sabía en realidad, que era.
Estaba ahí ¿Hace cuánto? Unos 20 minutos, una hora, siempre, desde que entró a ese lugar. Unos veinte minutos, casi contados. Miraba de reojo su reloj de pulsera, el tiempo sólo en ese momento es relativo, por que no es relativo cuando va rápido, porque en esos momentos solo va rápido, ya ni se siente y cuando se siente es cuando se nota la dualidad, ya es relativo porque no lo era antes, antes solo era rápido, y antes de eso solo era tiempo, y antes solo existías... 
Sé pierde y sabe que ya no está en este lado del mundo, la chica que bajó del autobús, que se fumó un cigarrillo y se adentró en ese lugar, ya no estaba ahí donde ella suponía que había entrado, debía ser como Murakami decía, ya estaba en el otro mundo, porque solo cuando estas en el otro mundo el mundo deja de ser solo el mundo, es una dualidad, por lo que ahora es y antes no era. Y de nuevo, la luna son dos y el árbol es uno. Y tu estas ahí, sentada y aún no sabes lo que es.
¿Alguien podía verla? 
Después de todo el mundo solo es mundo cuando alguien se te acerca y te dice “¿Podrías decirme la hora?" antes de eso, absorto en respirar, no eres. Y lo sabes y no. No hay nadie que te recuerde que, eres lo que no eres, nadie que te defina como esa persona por eliminación.
De niña se preguntaba qué era el objeto de que. Miraba la tele o la tele la miraba también a ella. Y luego esta el vacío, entre ella como ser y la cosa como objeto (o como ser y viceversa), y en medio de del ser y la cosa está el acto, lo que se supone que hacemos. El acto existe cuando lo iniciamos, termina cuando lo acabamos. O ¿es al reves? quizás somos seres cuando iniciamos una acción que vuelve al objeto, objeto, y nos vuelve seres por necesidad. Somos seres de actos. Por eso trabajamos y vivimos, por eso estudiamos y vivimos, sobrevivimos y vivimos, educamos y vivimos, somos madres y vivimos, padres, prostitutas, putas y homosexuales. O ¿existimos para ser?. Vivimos y somos homosexuales, vivimos y somos putas, vivimos y somos prostitutas, vivimos y somos padres, madres, educadores, sobrevivientes, estudiantes y trabajadores.
¿Qué hacía una niña pensando eso?
Ahora solo existes y el tiempo se vuelve necesario. Segundo tras segundo. O viceversa.