6 de julio de 2012

Vanesa 4.


Hola linda gente que lee mi blog. Me disculpo por no haber subido la entrada el miércoles, como lo hice con las ultimas tres, realmente estaba ocupada haciendo otras cosas, pero lo prometido es deuda. Aquí esta la cuarta parte de mi escrito. Esperando que les agrade.


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Llevaban horas así.  La pelea no las llevaría a ningún lado. Sin decir más Silvia salió de la casa sin ningún rumbo. Vanesa se aplastó en el sillón y comenzó a llorar ¿Por qué no podía hacer nada bien? Entendía las razones por las cuales Silvia la ignoraba, y en ningún momento le parecieron absurdas o tontas, entendía que cuando ella decía no a algo lo decía en serio y ahora todo estaba en ceros, se había acabado, no por ahora ni por un rato. Ella lo había terminado. 
Recordó como le dijo por vez primera que la amaba, cuando la abrazó y le dijo que esto jamás acabaría, en sus ojos mostraba seguridad, y justó cuando ella le dijo “esto es todo” vio brillar en su mirada la misma seguridad.
¿Tendría que irse la casa? ¿Tendría que irse Silvia? ¿Tendrían que vender la casa? ¿Qué pasaría con todos los recuerdos?
Apartó sus manos de sus ojos y miró el reloj, habían transcurrido dos horas desdé que Silvia se había ido por la puerta delantera. Temió que no volviera o que en su arranque de ira se quedara a dormir en otro lado, así que tomó el teléfono y marcó.
-¿Bueno? – se escuchó por el auricular.
-Silvia, que bueno que contestaste ¿Dónde estas? – respondió Vanesa – te marqué al menos 20 veces, me asustaste.
-Déjame en paz ¿Quieres? ¿Tengo que contestar todas tus llamadas? La verdad no escuché el teléfono. -
-Esta bien pero me asustaste.... ¿Ya vienes para la casa? –
-Ya-
-De acuerdo vente con cuidado- Cuando terminó la frase el teléfono no estaba conectado a la línea, ella le había colgado. Su rostro se puso rojo del coraje.
A la semana y media ellas seguían viviendo ahí, como si nada pasara. Vanesa guardaba cada gesto de amor para si misma, y veía como Silvia cambiaba completamente de actitud, era otra. “Siempre traté de demostrarte mi amor ¿Sabes? Nunca lo valoraste. Lo siento, quizá yo nunca te valoré. Te veía como mi único amor. Lo arruinaste todo, con tus obsesiones y con tu tristeza, lo traté créeme, te amé. Te sigo queriendo pero jamás lo volveré a hacer como antes.” Silvia sacó su maleta de debajo de la cama ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? No le había dicho a Vanesa que estaba empacando, con un gesto se despidió de ella y salió por la puerta de la habitación donde se hallaban. Vanesa estaba disponiéndose a irse a dormir, así que estaba en pijama, escuchó minutos después como la puerta principal se cerró y quedó todo en silencio.

Al día siguiente encontró una carta en la mesa. 

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