20 de diciembre de 2012

Inútil.

Ayer y hoy son el tipo de días que no soporto vivir.
No, no es por la vida ecuánime que tengo, ni por la imparcialidad de mis actos. ¿Qué me sucede entonces? 
Prefiero caminar por la vía larga que tropezar sin levantarme por la vía corta; es solo eso. 
Me recuerdo pensando en sus recuerdos, mirando sin mirar un punto fijo que no ha sido fijado... "¿Habrá pensando en mi?" me atrevo a susurrar. Asumiendo que la respuesta es una negativa prosigo con mi vida... Me centro.
Entre tanto y tanto me encuentro pensando en él, como un recuerdo del pasado que sigue vivo. 
Deseo verlo, deseo tocarlo... Pero su cuerpo está lejos, perdido en el estupor lejano de algún lugar.
Intento centrarme de nuevo como siempre lo hago: Bajo la mirada, revuelvo mi cabello, doy dos pasos al frente y.... Me estampo con la pared. "¿Estará pensando en mi?" resuena en mi cabeza el eco de mi cuestión. 
Me apresuro a salir de ese lugar que pared por pared me encierra en un abismo insondable.
Pienso en ti y quiero que lo sepas, lo entiendas y lo grites... 
Camino sin mirar el camino, piso sin cuestionar mis pisadas, me alejo sin medir mis distancias; pero aún así regreso al mismo lugar... cómo si no caminara, cómo si me cuestionara, cómo si midiera mi distancia. 

-Es inútil-
-¿Qué es inútil?-
- No me entiendes.-
-No es qué busque entenderte.-

Prendo un cigarro y miro el humo qué en ondas se envuelve en el aire. Delante de mi una puta se negocia inclinada en un automóvil, mientras su sexo se asoma débilmente por debajo de su corta falda.
Y el humo se rebusca y se rebusca en el aire, dando vueltas cortas y largas... cuando una ráfaga de viento elevó las curvas dibujadas del humo y las rozo con el sexo un poco triste de aquella mujer....
Y entonces te veo...
dibujado en mi recuerdo; 
plasmado en el hombre qué se encuentra detrás del volante de aquel automóvil....

Casi sin querer... Casi sin mirar, recuerdo qué ya es tarde y camino al edificio donde trabajo, para después ahogarme en las preguntas que ya me quiero hacer y en las respuestas que ya quiero encontrar para que cuando te vea sepa cómo decir que jamás te pensé, y regresar al otro día y fumar en la misma banca donde fumo en cada descanso. 

17 de noviembre de 2012

Callan


Hola gente que lee mi blog! 
El día de hoy les presento un escrito que se me ocurrió mientras leía un poema de Jaime Sabines titulado Los amorosos. Repito que el poema de "Los amorosos" es original de Jaime Sabines y lo pueden leer en el siguiente link:

Pues espero que les guste, y gracias por leerme. 

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“Los amorosos callan” 
Los amorosos callan. 
Y no callan por callar, 
que callan para decir todo, 
para mentir nada y para enamorar poco. 

Los amorosos callan. 
Callan para callarse. 
Para ahogarse en su silencio menos doloroso, 
menos quejumbroso, menos abrupto que la realidad. 

Los amorosos callan. 
Cuanto callan, 
pero callan no por callar, 
se ahogan no solo por ahogarse, 
se enamoran no solo por enamorarse. 

Los amorosos callan, repuso Sabines. 
No mienten, no perjuran... no dicen la verdad. 
Solo callan. 

Cuanto callan.

10 de noviembre de 2012

Algo mejor.

Hola gente qué lee mi Blog!
El día de hoy les traigo este escrito que pues, nació de todo y nada. La verdad no es el mejor que he hecho pero espero que les guste.

Puedo hacer algo mejor, ésta vez si.
Cuando me sorprendo pensando en ella y ladeando la cabeza por volver a tener una imagen de su rostro, me pregunto ¿Cuánto más puedo hacer? 
Y de nuevo mi cabeza se ladea en un intento desenfrenado de evocar sus ojos, su cabello, su tímida mirada... Me encuentro pensando y pensando que sus ojos no son mis ojos, su cabello no será mi cabello y su mirada tímida solo será una mirada. 
Esa mirada que calla nada y dice todo, esa mirada que me tiene inadvertida. ¿Cuánto más puedo hacer?
Pienso por noches y duermo en los días, inundándome en dudas...
"Te quiero, Ay cuanto te quiero" me atrevo a pensar.
Puedo hacer algo mejor, me recuerdo. 

Quererte no tiene precio ni consecuencias. Quererte no tiene principio ni fin.
Quererte no es como 'quererte', es como casi adorarte, como casi dejarte, casi tocarte...

Quisiera mirarte más allá de tus ojos pero no,quisiera tocarte más allá de tu cuerpo pero no, quisiera amarte más allá de lo posible pero no.
No pretendo que me entiendas,

Solo te quiero,  ¡ay cuanto te quiero!
mi llano recuerdo,mi triste argumento,mi amarga ficción...
Mi corazón en tu corazón que apenas siente
mi recuerdo en tu recuerdo irremediablemente inexistente...
¡Ay cuanto diera por tenerte!

Puedo hacer algo mejor, ésta vez si.
Aunque el recuerdo sea recuerdo
aunque el sentimiento sea solo sentimiento
aunque la verdad sea solo una mentira...
Puedo hacer algo mejor, esta vez si.

25 de julio de 2012

Vanesa 7.

Hola gente bonita que lee mi blog. Les agradezco que se tomen el tiempo de leer esta historia, pese a que es aburrida o un poco predecible, aún así espero que sea de su agrado. Gracias por leerme. 

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-¿Cómo has estado?- dijo Silvia.
-Bien. – apenas susurró Vanesa.
-¿Caminamos juntas?- contestó algo tímida.
-¿Vas hacia la estación?
-Si, faltan algunas calles.
Vanesa comenzó a caminar, como si no estuviera quien estaba inevitablemente ahí, a su lado. Tantas veces la imagino cerca, la imaginó cuando se sentía sola, la imaginó cuando algo había pasado, la imaginó cuando la habían ascendido en su trabajo... La imaginó muchas veces; como un remedio, como una casualidad o en su defecto como un apoyo, pero la verdadera estaba ahí. ¿Qué es lo que sentía cuando la recordaba? Vanesa se respondió a los pocos minutos, “Sentía paz” se dijo, pero la verdadera Silvia no le traía paz, le traía dolor y rencor, y era por que cuando la evocaba solo pensaba en la Silvia que alguna vez le dijo que le amaba, no la Silvia que la había abandonado.
¿Eran las mismas? Silvia de la universidad y Silvia la de la estación, ¿Eran las mismas? Para Vanesa no. Justo antes de salir del café se preguntaba qué es lo que estaba sintiendo en ese momento, cuando de repente la recordó y le llegó todo ese mar de brillantes recuerdos. Llegó a la conclusión de que nunca buscó nada mas que su felicidad, que es lo que siempre quiso para Silvia y que ella misma tendría que vivir feliz recordándola, de momento en momento, que no servía recordar lo que pasó en ese lapso de “Relación”. Vanesa había cambiado, no de la manera en que pensaba en ese entonces (sobre su sombra, alejándose, odiándola) , si no en la manera mas sana posible, había cambiado sus metas, sus ideales, todo. “Pero es absurdo - pensó Vanesa - habiendo cambiado mis ideales, mis metas y más de la mitad de toda mi vida ya no es la misma... Pero ahora que lo pienso bien, pese a los absurdos dolores, Silvia, aún me complementa.”
-Es triste, ¿No crees? – dijo Silvia que había estado hablando sobre sus trabajos de investigación, aunque Vanesa había perdido el Hilo de la conversación.
-Si. Es algo triste. –Contestó.

18 de julio de 2012

Vanesa 6.

¡¡Hola Gente que lee mi blog!!!
Espero que esta sea una entrada de su agrado.
Es la sexta parte de mi cuento.
Gracias por leer y en su defecto comentar.

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¿Qué pasó desde ese día? Vanesa no lo recordaba. Había decidido olvidarlo. Ya no trabajaba en la empresa antigua, la habían despedido, ahora trabajaba  como principiante en una empresa no tan grande, pero le pagaban bien. Vivía en un departamento algo lejos de su trabajo, pero se había hecho de un coche con todo lo que tenía guardado en el banco. Básicamente la Vanesa anterior había “desaparecido” y no es que fuera su intención. Un día se fue de casa por su cuenta, la despidieron, encontró una casa nueva, tuvo varios trabajos, un día la asaltaron por lo cual había perdido su celular y sus agendas, apenas hablaba con su madre, había dejado atrás a muchas amistades por culpa de su despido y su mudanza. Vanesa no lamentaba nada.

Un día, Vanesa caminaba por el Parque con alguien que podría decirse que era su “Amante”, cuando de pronto empezó a llover. El sonido de la lluvia era fuerte, y se escuchaba la fuerza con la que azotaba contra el piso o los techos de los edificios. Terminaron por refugiarse en un café “¿Qué café quieres?” dijo su acompañante, “Un expreso” mustió Vanesa mientras miraba por la ventana a las personas en la calle correr, algunas otras caminaban como si el agua no les importara. El tiempo pasó volando, ella apenas quitaba la cara de la ventana para responder y no parecer grosera ante él. La lluvia casi había parado, por lo cual las pequeñas gotas se movían lentamente resbalando por el cristal. Hace cuanto tiempo que no se preguntaba lo mismo? Lo ignoraba, esa era la palabra, ignorar. Con un suave movimiento de hombros sacó de su cabeza todo posible recuerdo de esos momentos. Lo ignoraba. Lo quería ignorar, era su “escudo de protección”...

Se despidió de su acompañante en la puerta del café, diciendo que conocía un camino mas corto hacía su departamento, y que solo lo haría dar “vueltas” que mejor el se fuera por su camino, pero la verdad es que ella quería estar sola. Caminó unas cuantas calles y dobló por una esquina.

-Hace tanto tiempo.... – dijo la vos ronca.
-¿Qué?- apenas susurró Vanesa, con el corazón entre las manos. 

12 de julio de 2012

Vanesa 5

Hola gente bonita que lee mi blog.
Me disculpo por no subir el cuento el Miércoles, la verdad es que los Miércoles no se me da la oportunidad de subir la parte del cuento correspondiente. Dejando eso de lado les recuerdo que esta es una Historia basada en hechos reales, cosas de momentos pasados en mi vida, y que esta es la parte 5 de la historia. La primera parte está aquí: Vanesa 1


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Vanesa.
Nunca supe lo que tenía, no te valoré. No es mi culpa lo que pasó, si tan solo hubieras dejado de molestar con lo mismo, todos los días. Necesitaba mi espacio. Día a día me pedías que te ayudara pero yo no puedo, no es asunto mió lo que creyeras, pero debías creer en mi. Te quiero mucho, pero ya no te quiero igual. Tu lo dijiste alguna vez, dijiste que te ahogabas, pero me ahogaste contigo.

Silvia.

Las siguientes semanas  Vanesa llegaba del trabajo, se sentaba en la mesa del comedor y leía una vez más la carta, como para ver si no encontraba algo mas en la carta, pero no veía nada, más que la absurda verdad. La razón por la cual Silvia se portaba indiferente con ella, era la misma razón por la cual ella se había ido y Vanesa lo sabía.
Cerró con indiferencia la carta, como tratando de ignorar el dolor, pero no pudo. Después de otro rato de llanto se levantó y miró el reloj, había estado horas y horas en ese sillón, ¡Ah! ¡Como detestaba esa sensación de perdida de tiempo! Sabía que llorar no la llevaría a ningún lado, estaba hecho. ¿Por qué seguía siendo una niña?
Al día siguiente salió temprano, muy temprano de la casa, y dejó ahí todo lo que le recordara a Silvia. Iba a olvidarla. 

6 de julio de 2012

Vanesa 4.


Hola linda gente que lee mi blog. Me disculpo por no haber subido la entrada el miércoles, como lo hice con las ultimas tres, realmente estaba ocupada haciendo otras cosas, pero lo prometido es deuda. Aquí esta la cuarta parte de mi escrito. Esperando que les agrade.


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Llevaban horas así.  La pelea no las llevaría a ningún lado. Sin decir más Silvia salió de la casa sin ningún rumbo. Vanesa se aplastó en el sillón y comenzó a llorar ¿Por qué no podía hacer nada bien? Entendía las razones por las cuales Silvia la ignoraba, y en ningún momento le parecieron absurdas o tontas, entendía que cuando ella decía no a algo lo decía en serio y ahora todo estaba en ceros, se había acabado, no por ahora ni por un rato. Ella lo había terminado. 
Recordó como le dijo por vez primera que la amaba, cuando la abrazó y le dijo que esto jamás acabaría, en sus ojos mostraba seguridad, y justó cuando ella le dijo “esto es todo” vio brillar en su mirada la misma seguridad.
¿Tendría que irse la casa? ¿Tendría que irse Silvia? ¿Tendrían que vender la casa? ¿Qué pasaría con todos los recuerdos?
Apartó sus manos de sus ojos y miró el reloj, habían transcurrido dos horas desdé que Silvia se había ido por la puerta delantera. Temió que no volviera o que en su arranque de ira se quedara a dormir en otro lado, así que tomó el teléfono y marcó.
-¿Bueno? – se escuchó por el auricular.
-Silvia, que bueno que contestaste ¿Dónde estas? – respondió Vanesa – te marqué al menos 20 veces, me asustaste.
-Déjame en paz ¿Quieres? ¿Tengo que contestar todas tus llamadas? La verdad no escuché el teléfono. -
-Esta bien pero me asustaste.... ¿Ya vienes para la casa? –
-Ya-
-De acuerdo vente con cuidado- Cuando terminó la frase el teléfono no estaba conectado a la línea, ella le había colgado. Su rostro se puso rojo del coraje.
A la semana y media ellas seguían viviendo ahí, como si nada pasara. Vanesa guardaba cada gesto de amor para si misma, y veía como Silvia cambiaba completamente de actitud, era otra. “Siempre traté de demostrarte mi amor ¿Sabes? Nunca lo valoraste. Lo siento, quizá yo nunca te valoré. Te veía como mi único amor. Lo arruinaste todo, con tus obsesiones y con tu tristeza, lo traté créeme, te amé. Te sigo queriendo pero jamás lo volveré a hacer como antes.” Silvia sacó su maleta de debajo de la cama ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? No le había dicho a Vanesa que estaba empacando, con un gesto se despidió de ella y salió por la puerta de la habitación donde se hallaban. Vanesa estaba disponiéndose a irse a dormir, así que estaba en pijama, escuchó minutos después como la puerta principal se cerró y quedó todo en silencio.

Al día siguiente encontró una carta en la mesa. 

27 de junio de 2012

Vanesa 3

Hola gente bonita que lee mi blog.
Gracias por tomarse el tiempo de leer esta historia que, sin ningún tipo de negación, esta completamente basada en sentimientos míos, encontrados en un momento, en una misma trama, quizá no en la misma historia, pero que han sido recopilados y los he llamado "Vanesa"
También les recuerdo que este no es la primer parte del cuento, es la tercera. La primera parte se encuentra en este Link:

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Estaban comiendo, como si nada pasara. Vanesa abrió un poco la boca para poder decir algo pero un impulso la detuvo, así que para disimular su cobardía metió un pedazo de la carne por su fina boca semiabierta. Silvia la miro, como si se preguntara algo. Siguieron comiendo, como si nada. “Le falta sal a la sopa” dijo Silvia, y después de este absurdo comentario le siguieron otros, totalmente vacíos, que no significaban nada. Vanesa escuchó la ronca voz que alguna vez le dijo “Te amo”, la escuchaba tan lejana, completamente distante como si a cada palabra su silla se alejara un metro de distancia, eso le dolía. La metáfora pasó como un fantasma en la mente de Vanesa, y comenzó a contar palabra tras palabra: “Debemos-dejar-de-comer-tanta-grasa-daña-el-estomago”
-Nueve –
-¿Nueve?- preguntaron los labios gruesos de Silvia. Vanesa no respondió, ya no eran nueve, eran once metros. - ¿Me estabas prestando atención? – Ahora eran quince y Vanesa no se atrevía a hablar. -¿Por qué no respondes? – esa voz era tan tierna, esa voz se interesaba en ella.
- Diecinueve – dijo dudando.
- De acuerdo. – contestó y al tiempo se levantó llevándose los platos.

A veintidós metros de distancia y unos cuantos pasos más, eso la separaba de su único amor, sin contar el lago interminable donde día a día se adentraban cada una por su lado. Quizá Silvia navegaba con el fantasma del espejo, a su lado admirándola, sin poder tocarla. “De seguro esa Vanesa fantasma me ha de odiar...” Se sentó en el sillón y comenzó a leer su libro, así estuvo por unos minutos pero no logró concentrarse. ¿Por qué no podía hacer nada bien?

Su mano delgada y temblorosa escribió a un costado de la hoja donde iba “Quizás si ella reaparece, yo voy a desvanecer”.

20 de junio de 2012

Vanesa 2.

Las tardes eran monótonas, los días libres no se diferenciaban mucho de los días laborales, la única diferencia era esa bruma que le cegaba los ojos por 8 horas en los días laborales. Silvia estaba siendo lo mas fría posible, Vanesa no comprendía el por que, bueno, lo comprendía pero no llegaba a entenderlo completamente. En una de esas tardes, no recuerda ella si fuese día laboral o día libre, miró en su cajón desesperada buscando un cupón de descuento en la tienda del supermercado que estaba cerca del trabajo y encontró un cuaderno. Los ojos de Vanesa se llenaron de recuerdos ¿Cuándo fue que lo guardó ahí? El cuaderno tenía su nombre grabado en cuero, parecía una agenda pero no, era un cuaderno que un compañero de la preparatoria había hecho para homenajear a sus amigos. Lo había mandado a hacer especialmente para Vanesa, su nombre figuraba en el cuero café, el grabado de alrededor de la pasta era de mariposas (no sabía cuanto había gastado Omar en esos hermosos cuadernos) y en cada hoja rayada, al final estaba escrito en letra cursiva “¡Amargo es el dolor; pero siquiera padecer es vivir!” un fragmento de una rima de Becquer que Vanesa amaba. Jamás se había atrevido a rayar ese cuaderno era demasiado bonito. Miró la primera pagina, estaba escrita la dedicatoria de su amigo, en la siguiente pagina la letra de Silvia resaltaba para los ojos de su amante como si fuesen un montón de círculos entre miles de cuadrados sin elegancia. Breve pero cortante decía la nota:

“Baby i’m yours, Until the stars fall from the sky, until 2 and 2 is 3...” Ahí se detuvo. ¿Por qué no podía hacer nada bien? Cerró el cuaderno y justo cuando se disponía a olvidar ese amargo trago unas 4 hojas cayeron sobre la alfombra de la habitación. Una por una leyó cada carta, al final abrió donde quiera el cuaderno y las puso con firmeza entre sus hojas, sin olvidar leer con el rabillo del ojo “¡Amargo es el dolor; pero siquiera padecer es vivir!”

13 de junio de 2012

Vanesa 1

El día de hoy les pongo a su alcance una nueva historia. Esperando que sea de su agrado.
Esta historia nació un día cuando me preguntaba que es lo que había cambiado en mi, desde hace bastante tiempo me he estado preguntando lo mismo, pero no llegaba a ninguna conclusión; pero el sentimiento de no encontrarse, de sentir que los pies no están en el piso, fue lo que me incitó a plasmarlo en una historia, que procuraré actualizar cada Miércoles. 
El personaje principal es Vanesa. 
(Prox. Miércoles 20 de Junio) 


Recordaba como se veían los cristales mojados. Con un millar de gotas pegadas, algunas cuantas escurriéndose, algunas cuantas inmóviles. ¿Hace cuanto tiempo que no se preguntaba lo mismo? Lo ignoraba. Ella sabía que lo que tenía delante de su mirada, era lo mismo que vio una y otra vez, en su infancia, en su adolescencia, en sus años de estudiante universitaria, justo ahora. Ella estaba de regreso a casa, después de una monótona tarde en su trabajo. El transporte público iba lento por la lluvia, pero no había ninguna manera de evitarlo.
¿Cuándo había cambiado? ¿Qué parte de ella había abandonado su ser? ¿Qué parte de ella seguía en su ser? Ella imaginaba una parte de si misma, que se despegaba de su cuerpo, se alejaba de su ser como un fantasma, como un reflejo del espejo, lo imaginaba caminando primero a pasos de distancia de ella, después a metros y al final la vislumbraba lejana deambulando como si buscara regresar a ella pero algo no se lo permitía, y esa sombra triste se alejaba, como deseando jamás irse pero con la pesadumbre de tener que hacerlo. Vanesa quería ir a buscar esa sombra, quería abrazar la sombra tan fuerte que tuviese que volver a consumirse en su ser... Pero ¿Dónde estaba? ¿Qué es lo que ese ser tenía de ella? ¿Sería bueno buscarlo? ¿Sería mejor olvidarlo? “No puedo hacerlo. Es imposible” suspiró. Las gotas en el cristal eran las mismas que hace años, ella ya no lo era.

Cuando llegó a casa Silvia estaba ahí, haciendo la comida en la cocina. Sin pensarlo Vanesa la abrazó y suspiro lento en el odio de su amante la palabra “Te amo” a lo que ella respondió con un leve movimiento de cabeza. 

21 de marzo de 2012

Pocas veces.


Comprender pocas veces se puede.
Se puede apenas tener una mínima idea de lo que se siente,
Se puede apenas arrancar un suspiro de un corazón  que no ha sido desalmado, o un corazón ajeno.
Quisiera ser perfecta, pero todo el mundo sabe que no lo soy,
Quisiera comprender que es lo que me falta, pero nadie me pide ser diferente.
Estoy harta de ser alguien que antes no era, estoy harta de haberme dejado llevar por cosas que ahora, las antiguas razones, lo ven como estupidez.
¿Por qué me pedías ser algo que no planeabas entender?
¿Por qué me pedías tomarlo tan apecho si no planeabas hacer lo mismo?
Me tomaste por los pies cuando te tendí la mano, me inclinaste cuando buscaba levantarme...
Lo peor de todo es que puedes seguir acomodándome a tu modo.
¿Qué es lo que existe mal en mi?
¿Por qué te amé tanto?
¿Por qué puedo morir sin tu presencia? ¿Por qué me pienso estancada en algo que adoro? ¿Por qué sigo creyendo que no valgo la pena para ti? ¿Por qué me torturo de esa manera?
Quisiera dejar de llorar algún día, pero realmente no se si podré dejarlo de hacer.
Quisiera dejar de pensar que es mi culpa,
Quisiera dejar de pensar que esta bien,
Quisiera entender por que el amor me manipuló, me rompió y me botó... y aún sigo esperando su regreso.

18 de marzo de 2012

Detrás de tu mirada.

Quiero saber que escondes en tu mirada, detrás de esas mentiras que se que dices.
Acaso quieres hacerme creer que yo solo me lo imagino? Tengo miedo
Se que no he podido verte como realmente eres, pero no es mi culpa si no quieres mostrarmelo,
Que puedo hacer? Como puedo hacerlo?
Cuando? Cuando esa persona se convirtió en alguien especial? Cuando me fui yo?
Perdoname por ser tan tonta, exagerada, como tu quieras llamarlo... Solos es que no puedo evitar sentir lo que siento.
Ojalá me entendieras, ojalá lo dijeras. Confió en ti pero
Como saber si eso NO es una mentira?
Como entenderlo si me dueles tanto
Es como decirme que todo fue mentira, que quizá no halla sido
Que quizás si, pero no deja de sentirse igual, cuando se siente decepcionado... Cuando te das cuenta que tal vez tus sospechas, sean verdad...
Tener miedo no es malo
Tener miedo ah sido la única cosa x la q yo eh podido seguir adelante, dudando en ti. Sin ti.